El cambio climático hizo 50 veces más probable la devastadora DANA de Libia y 10 veces más la de Grecia
Un análisis realizado por climatólogos del grupo World Weather Attribution (WWA) estima que una DANA como la que afectó a España ocurre cada 40 años.
Las lluvias torrenciales no han dado tregua en el Mediterráneo desde que comenzó septiembre, con tres episodios que se han saldado con numerosas víctimas mortales y enormes pérdidas materiales. La primera DANA golpeó a España, principalmente el 3 de septiembre, causando cinco muertos. A continuación, la destructiva tormenta Daniel afectó entre el 4 y el 7 de septiembre a Grecia (17 fallecidos), Turquía (siete muertos) y Bulgaria (cuatro). Y esa misma DANA sembró el 10 de septiembre la destrucción en Libia, donde hay ya 3.958 víctimas confirmadas en la ciudad de Derna y 170 más en otras zonas del país. Se teme que la cifra final sea mucho mayor, pues hay unos 10.000 desaparecidos, según la última estimación de la ONU.
Un equipo de climatólogos del grupo World Weather Attribution (WWA) publica este martes un rápido análisis sobre si el cambio climático causado por la acción humana está vinculado con estas destructivas lluvias torrenciales. Su principal conclusión es que hizo 50 veces más probable la DANA en Libia y 10 veces más probable las lluvias torrenciales de Grecia, Bulgaria y Turquía.
En España estiman que una DANA como la que sufrimos hace dos semanas ocurre cada 40 años pero en el caso de nuestro país, estos expertos del WWA no han podido determinar si hay un vínculo con el cambio climático. Según explican, no han podido hacer un análisis completo al haber caído la mayor parte de la lluvia en unas horas y en zonas relativamente pequeñas. Los modelos climáticos disponibles para lluvias torrenciales, argumentan, ofrecen datos poco representativos en escalas de tiempo inferiores a un día así que, aunque creen que el cambio climático sí ha influido en la DANA española, con el estudio que han presentado hoy no pueden asegurarlo.
ESTUDIOS DE ATRIBUCIÓN
Este tipo de análisis se denomina estudio de atribución y sirve para esclarecer hasta qué punto el cambio climático causado por el hombre ha influido en un fenómeno meteorológico extremo en concreto. ¿Por qué y para qué se hacen? Porque, aunque uno de los principales y temidos efectos del cambio climático es el aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos (como olas de calor y frío, sequías o lluvias torrenciales), no todos los episodios extremos pueden atribuirse a él. Por ejemplo, las sequías son fenómenos propios del clima de España, que han existido siempre, pero por el cambio climático está aumentando su frecuencia y severidad, así que con estos estudios de atribución se intenta averiguar si una sequía en concreto se ha visto influenciada por el cambio climático.
Además, cuando el cambio climático influye en un fenómeno extremo, haciéndolo por ejemplo más intenso o frecuente, el grado de influencia varía según el episodio, es decir, en unos tiene una mayor influencia que en otros.
Para hacer esa estimación y determinar si el cambio climático está vinculado con un fenómeno, analizan los datos climáticos existentes y utilizan modelos informáticos con simulaciones para comparar cómo es el clima actualmente (1,2 grados más cálido que al inicio de la era industrial) y cómo era antes.
La conclusión de este equipo del WWA es que el cambio climático hizo 50 veces más probable la DANA de Libia, un episodio que definen como "extremadamente inusual" pues en el contexto del clima actual, se espera que ocurra una vez cada 300-600 años. El informe destaca asimismo que detrás de esta tragedia hay otros factores humanos, pues concluye que la destrucción causada por las fuertes lluvias, que duraron unas 24 horas, fue mucho mayor debido a la construcción en zonas propensas a las inundaciones, el mal estado de las dos presas que se derrumbaron, la deforestación y las consecuencias del conflicto político en Libia.
Además de la falta de mantenimiento, los expertos señalan que las presas de Al-Bilad y Abu Mansour fueron construidas en la década de 1970, utilizando registros de precipitaciones relativamente cortos, por lo que ven posible que no fueran diseñadas para soportar un evento de lluvia que ocurre una vez cada 300-600 años.
Señalan además que, aunque en Libia se conocía la predicción meteorológica con tres días de antelación, ésta no se transmitió de forma efectiva a la población o a los servicios de emergencia, por lo que reclaman que se mejoren los sistemas de alerta para poder prevenir los peores efectos.
Para Grecia, Bulgaria y Turquía, afectadas por graves inundaciones durante cuatro días, la conclusión es que las lluvias torrenciales fueron 10 veces más probables por el cambio climático. Sobre la rareza del fenómeno, consideran que para el centro de Grecia, la zona más afectada de este país, se estima que un episodio de este tipo puede ocurrir una vez cada 80-100 años, lo que supone que cada año hay un 1-1,5% de posibilidades de que se dé.
Sin embargo, para el resto de la amplia región afectada por las lluvias (territorio griego, turco y búlgaro), creen que es un fenómeno "razonablemente común", pues ahora se da una vez cada 10 años aproximadamente, lo que significa que hay un 10% de posibilidades de que ocurra cada año.
En el caso de España, el estudio señalaba que una DANA así tiene lugar cada 40 años más o menos. Las lluvias torrenciales se localizaron en áreas relativamente pequeñas en pocas horas, y la mayoría de los modelos climáticos que usan no representan bien las precipitaciones en estas pequeñas escalas, por lo que no han podido realizar el estudio de atribución completo. No obstante, afirman que aunque no pueden descartar completamente la posibilidad de que el cambio climático no haya influido en la probabilidad y en la intensidad de fenómenos como la DANA española, sí creen que jugó un papel por varias razones.
Entre ellas mencionan que el aumento de las temperaturas generalmente conduce a lluvias más intensas (varios estudios prevén que a medida que las temperaturas suben, se producen más lluvias torrenciales), y que los datos de las estaciones meteorológicas en las regiones afectadas muestran una tendencia hacia lluvias más intensas.
INFRAESTRUCTURAS ADAPTADAS AL NUEVO CLIMA
No sólo en Libia se han agravado los efectos de las lluvias por la vulnerabilidad de la población por otros factores humanos -un conflicto armado de larga duración, la inestabilidad y los posibles defectos de diseño y el mantenimiento deficiente de las dos presas que quedaron destruidas-. Los 13 expertos que firman este estudio, procedentes de centros y universidades de Grecia, Holanda, Reino Unido y EEUU, destacan que los grandes impactos observados en algunas de las regiones fueron causados por una combinación de alta vulnerabilidad de la población y su exposición al fenómeno en sí. Por ejemplo, en la zona afectada en Grecia central, la mayoría de las poblaciones y gran parte de las infraestructuras se encuentran en zonas propensas a inundaciones. La interacción de estos factores y las fuertes lluvias, agravadas por el cambio climático, fue la que desencadenó esa gran destrucción.
Por eso, los expertos consideran fundamental diseñar y mantener las infraestructuras no sólo para el clima del presente o del pasado, sino también teniendo en cuenta las proyecciones para el futuro: "En Libia, a largo plazo esto significa tener en cuenta la disminución de las precipitaciones medias y, al mismo tiempo, el aumento de precipitaciones extremas como este evento de fuertes lluvias", señalan.
"El Mediterráneo es un punto caliente de peligros alimentados por el cambio climático", ha declarado Friederike Otto, investigador del Instituto Grantham y uno de los autores del estudio. El científico del Imperial College de Londres ha recordado que estas lluvias torrenciales han llegado tras un verano "con devastadoras olas de calor e incendios forestales con una huella muy clara del cambio climático". Desde su punto de vista, "no hay absolutamente ninguna duda de que reducir la vulnerabilidad y el aumento de la resiliencia a todo tipo de condiciones climáticas extremas es fundamental para salvar vidas en el futuro".
Fuente: elmundo
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