¿Quiere Hezbollah una guerra con Israel ahora?

6/04/2019 07:16:00 p. m. luimegar 0 Comments



Voces en los medios de comunicación árabes han sugerido recientemente que la guerra entre Israel y Hezbollah podría estallar este verano. Este debate comenzó incluso antes del aumento de la tensión entre Estados Unidos e Irán en el Golfo, lo que una vez más puso de relieve la posibilidad de que Irán utilice a Hezbollah como peón (proxy) contra Israel. Sin embargo, en discursos recientes, el secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, actuó rápidamente para calmar las aguas; mientras transmitía mensajes concebidos para disuadir a Israel de tomar medidas contra Hezbollah. Nasrallah afirmó que Hezbollah es capaz de atacar sitios estratégicos en el frente doméstico (o retaguardia) israelí y conquistar partes de la Galilea. Estas declaraciones indican que, en lo que respecta a Hezbollah, las circunstancias actuales no son convenientes para un conflicto con Israel, debido a la continua participación de Hezbollah en la guerra en Siria y el deseo de evitar socavar los logros recientes de Hezbollah en el sistema político libanés. También es importante la profundización de la mala situación económica de Hezbollah, que resulta en parte de las sanciones estadounidenses contra la organización y su patrón; Irán, aunque estas dificultades económicas aún no han afectado la continua inversión de Hezbollah en su desarrollo y despliegue militar para una futura guerra con Israel. Sin embargo, incluso si Hezbollah no tiene interés en un conflicto a gran escala con Israel en este momento, una escalada como resultado de medidas particulares de Israel en el Líbano y la respuesta de la organización, o de las acciones de Hezbollah contra Israel dirigidas a servir los intereses iraníes, no puede ser descartada. Por lo tanto, Israel debe prepararse por adelantado para la posibilidad de una campaña militar en el norte.







La discusión en los medios de comunicación árabes, particularmente en los países del Golfo, Siria y el Líbano, sobre la posibilidad de otra guerra entre Hezbollah e Israel fue motivada principalmente por declaraciones recientes atribuidas al secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah. El 21 de abril de 2019, el periódico kuwaití al-Rai informó que en una reunión a puertas cerradas con los comandantes de Hezbollah, Nasrallah presuntamente declaró que se deberían hacer preparativos para una guerra contra Israel este verano. Poco después de este informe, Nasrallah negó haber hecho esos comentarios en varias ocasiones, mientras que al mismo tiempo transmitía un mensaje cognitivo-disuasivo a Israel. Enfatizó la capacidad de Hezbollah para causar un daño severo a Israel, citando un plan de Hezbollah para conquistar la Galilea, a pesar del descubrimiento por parte de Israel de túneles excavados por Hezbollah, y la debilidad y el temor de Israel a una guerra total, como lo demostró recientemente su comportamiento frente al disparo de misiles y cohetes desde la Franja de Gaza:

En un discurso (al Mayadeen, 22 de abril) en una ceremonia que conmemoraba el 34 aniversario de la fundación del movimiento de jóvenes exploradores Imam al Mahdi, Nasrallah negó el informe en el periódico kuwaití. Dijo que Israel no comenzará una guerra contra el Líbano porque sabe que el frente interno (retaguardia) israelí no está preparado para una guerra. Nasrallah mencionó el cohete disparado contra el centro de Israel desde la Franja de Gaza, diciendo que demostró la vulnerabilidad de Israel.

En otro discurso (al Manar, 22 de abril) en memoria de Mustafa Badr al Din, quien fue asesinado en Siria hace tres años, Nasrallah descartó la posibilidad de que Israel inicie una guerra, argumentando que Israel teme entrar en la Franja de Gaza, y por lo tanto teme aún más ingresar al sur del Líbano. Amenazó que cualquier fuerza israelí que entre al Líbano será destruida, destacando que es importante que todos lo sepan. Nasrallah también insinuó la capacidad de Hezbollah para atacar objetivos estratégicos en Israel, y dijo que no quería hablar sobre un posible ataque contra los tanques de amoníaco en Haifa, sino sobre las fuerzas terrestres de Hezbollah, que le permitirían invadir la Galilea. Este fue un mensaje a Israel de que la eliminación de los túneles excavados por Hezbollah en la frontera entre Israel y el Líbano no afectarán la capacidad e intención de Hezbollah de conquistar objetivos en la Galilea.

Los comentarios de Nasrallah reflejan su creencia de que en las condiciones actuales, no es conveniente que Hezbollah comience una guerra con Israel, y que espera disuadir a Israel de una ofensiva como esa. Durante los últimos cinco años, Hezbollah estuvo muy involucrado en la guerra civil en Siria, dedicando gran atención y recursos a este teatro. La guerra en Siria ha extraído un alto precio a Hezbollah: 1.800 de sus combatientes murieron y 8.000 resultaron heridos. La organización tiene que proporcionar apoyo financiero a las familias de los muertos e invertir en la rehabilitación de los heridos. Nasrallah también desea evitar socavar los logros de Hezbollah en el sistema interno libanés, reflejado en los resultados de las elecciones de mayo de 2018 y en la composición del nuevo gobierno, donde el peso de Hezbollah aumentó y su campo representa la mayoría de los ministros. Hezbollah tiene poder de veto sobre las decisiones del gobierno y controla ministerios claves con grandes presupuestos. Un evento militar puede poner en peligro estos logros.

Además, los últimos meses han mostrado una creciente indicación de la agudizado aflicción de Hezbollah en varios aspectos. La difícil situación económica de Hezbollah ha obligado a la organización a recortar los salarios y beneficios de los que están en su nómina. Por ejemplo, se informó de una gran reducción en el salario de los combatientes de Hezbollah: los combatientes casados ​​reciben solo la mitad de sus salarios, y los salarios de los combatientes solteros se han reducido aún más. Los sueldos de los proveedores de servicios en nombre de Hezbollah en comunicaciones, educación y medicina también se han reducido, y se informó que algunos de los empleados de las instituciones religiosas de la organización no han recibido sus salarios durante varios meses. Además, Hezbollah ha cerrado varios cientos de oficinas para reducir los costos de alquiler y ha dejado de contratar nuevos empleados. Simultáneamente, ha hecho un llamamiento al público en general para aumentar las donaciones a la organización, con alcancías para la caridad que se han colgado en lugares públicos.

Los problemas económicos de Hezbollah se deben principalmente a un aumento de sus gastos, debido a su participación continua en los combates en Siria (aunque su presencia allí ha sido reducida) y la necesidad de atender a los heridos y las familias de los muertos, mientras que sus fuentes de financiamiento han disminuido. Esta pérdida de ingresos se debe en parte a la problemática situación económica del Líbano, lo que dificulta que Hezbollah utilice los fondos estatales para fortalecer su estatus entre la población (los intentos actuales del primer ministro libanés Hariri para instituir una política de "austeridad presupuestaria" para reducir el enorme déficit del país y promover reformas, ha generado una oposición interna y aún no se ha logrado. Otro factor importante son las sanciones impuestas a Hezbollah por la administración de EE.UU. y otras medidas estadounidenses concebidas para asfixiar económicamente a la organización, como el reciente llamamiento del Departamento del Tesoro de EE.UU. que ofrece una recompensa monetaria por información sobre el personal financiero de Hezbollah.

Las dificultades de Hezbollah se han visto exacerbadas durante el año pasado por la angustia económica de su patrón, Irán, que está sujeto a sanciones económicas por parte de Estados Unidos. Irán es el principal contribuyente al presupuesto anual de Hezbollah (se estima que Irán otorga a Hezbollah aproximadamente 700 millones de dólares al año del presupuesto total de la organización de 1.100 millones de dólares). El sufrimiento de Irán ejerce presión sobre Hezbollah, aunque todavía no hay información sobre el tamaño del recorte de este presupuesto.

También aumenta la presión contra Hezbollah en la arena política, especialmente después de que Gran Bretaña se uniera a los países que clasifican a toda la organización (incluidas sus alas no militares) como organización terrorista (Estados Unidos, Canadá, Países Bajos e Israel). El reconocimiento estadounidense de la soberanía israelí sobre los Altos del Golán (marzo de 2019) genera una mayor presión sobre Hezbollah debido a la disputa (aunque aún limitada) sobre si el área de las Granjas de Shebaa (Har Dov) pertenece al Líbano o a Siria. El derecho del Líbano a esta zona es fundamental para la narrativa de resistencia de Hezbollah, que sostiene que actúa para liberar el área de Israel. En este contexto, el excepcional comentario del líder druso libanés Walid Jumblatt, en una entrevista ofrecida a la televisión rusa el 25 de abril, de que el área de las Granjas de Shebaa no es libanesa es notable, y fue rápidamente rebatido por miembros de la coalición libanesa de Hezbollah.

La débil respuesta de Hezbollah hasta ahora al golpe severo que sufrieron de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el marco de la Operación Escudo del Norte tras el descubrimiento y destrucción por parte de Israel de los túneles de Hezbollah, que penetran en el territorio israelí, también indica una falta de interés en un conflicto en el futuro cercano. Solo recientemente, el 25 de abril, la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL) anunció que reconoce que tres de los túneles de Hezbollah han penetrado en Israel. La FPNUL pidió nuevamente la demolición de los túneles en el Líbano, legitimando así las acciones de Israel.

Sin embargo, estos desafíos que enfrenta Hezbollah no obstaculizan sus continuos esfuerzos por invertir en su desarrollo y despliegue militar hacia una posible guerra con Israel. La organización tiene diversos recursos financieros y grandes activos acumulados a lo largo de los años que puede utilizar para este propósito. Además, aunque parece que Hezbollah no tiene interés en un conflicto con Israel en el momento actual, un brote de violencia como resultado de medidas individuales tomadas por Israel conduciendo a una respuesta de la organización, o a una iniciativa del propio Hezbollah al servicio de los intereses iraníes no puede ser descartado. En vista de la posibilidad de una escalada en un conflicto a gran escala, incluso si esto va en contra de los intereses actuales de ambos, Israel debe prepararse por adelantado para la posibilidad de una campaña militar en el norte.

Con información de: AURORA













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