Debilitar a Irán atacando a Hezbollah
Estados Unidos no sabe cómo aprovechar adecuadamente los puntos de presión de Irán. Es hora de que Washington neutralice al proxy de la República Islámica, Hezbolá, y exija a Beirut que obligue a la organización chiíta a desarmarse y renunciar a sus armas pesadas.
GIORA EILAND
Como se esperaba, EE.UU. brindó todo su apoyo a la Operación Escudo del Norte de las FDI para exponer y neutralizar los túneles de ataque que Hezbolá ha construido a lo largo de la frontera entre Israel y el Líbano desde 2006. Pero la ayuda estadounidense es mucho más crucial en otra cuestión mucho más importante.
Hace un mes, el presidente estadounidense, Donald Trump publicó una declaración dramática en Twitter, como suele hacer, sobre la reimposición de sanciones contra Irán.
“Las sanciones se acercan”, publicó Trump en su página oficial de Twitter, utilizando un meme en un homenaje al programa de televisión “Juego de Tronos”.
Esta declaración refleja una posición estadounidense decisiva: el objetivo principal es evitar que Irán obtenga ganancias, que a su vez se utilizan para financiar el terrorismo, entre otras cosas. No queda claro cuándo y en qué medida esta política de Estados Unidos será efectiva, ya que la mayor parte de los firmantes del acuerdo nuclear de 2015 se oponen a la postura estadounidense, creyendo que está motivada por el hecho de que el pacto fue firmado por el antecesor de Trump, Barack Obama.
¿La presión directa sobre Irán es necesariamente la política más efectiva? No estoy seguro, pero en mi opinión, Estados Unidos no sabe cómo aprovechar adecuadamente los puntos de presión de Irán.
Irán está trabajando para establecer su presencia en Irak, Siria y Yemen. Sin embargo, Líbano ha estado bajo el control de la República Islámica durante años a través de su proxy chií: Hezbolá.
El presidente electo, el primer ministro y el parlamento del Líbano sólo tienen control sobre las actividades civiles en el país, mientras que el poder militar importante está en manos de Hezbolá. Por lo tanto, es hora de que Estados Unidos le presenten a Beirut un ultimátum: si quiere seguir siendo visto como un país independiente, debe exigir a Hezbolá desarmarse y renunciar a sus armas pesadas.
Si el Líbano se niega, EE.UU. lo boicoteará junto con cualquier organización que acepte hacer negocios con el país. Este sería un dilema difícil que sacaría de dentro a la sociedad libanesa, lo que podría llevar al Líbano a tomar la decisión correcta.
Hay cinco razones por las que el Líbano puede renunciar a Hezbolá, la primera es el hecho de que, aunque los musulmanes chiítas son la mayor secta en el Líbano, no son la mayoría. La segunda es que la gran mayoría de la población del Líbano, la mayoría silenciosa, se opone a Hezbolá y está justificadamente preocupada por el daño que sufrirá si la organización terrorista chiíta los arrastra a una campaña militar contra Israel.
La tercera razón es que, a pesar de las duras declaraciones del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, el grupo terrorista enfrenta una grave crisis financiera. Debe tratar a los miles de heridos de la guerra civil de Siria y pagar a las familias que perdieron a sus familiares, mientras que su principal problema es el pago de pensiones de los militantes que se unieron a la organización hace 30 años y ahora se están retirando.
La cuarta razón es que mientras Hezbolá es una organización controlada por Irán, aún es un movimiento político, que también presume ser un movimiento patriótico libanés. El grupo preferiría llegar a un acuerdo antes de arrastrar a todo el país a la destrucción completa, lo que eliminará todos los logros políticos alcanzados a favor de la población chií, en la que Hezbolá realizó enormes esfuerzos en las últimas décadas.
La quinta razón es que, a diferencia de Siria, Rusia no tiene fuertes intereses en el Líbano, y ciertamente no tiene ningún interés en empoderar a Irán allí.
EE.UU. puede aplicar más presión sobre el Líbano que sobre Irán, y así es como debe enfocar sus esfuerzos contra la República Islámica. A pesar de los desacuerdos sobre el pacto nuclear, si Washington exige el desarme de Hezbolá, ganaría el apoyo de Europa, aunado al de Arabia Saudita e Israel.
Israel, por su parte, debe destacar que una campaña militar en su contra desde territorio libanés, desatará una guerra contra Hezbolá y su patrón, el Líbano.
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