Putin necesita a Irán en Siria
La última ofensiva de Rusia prueba la inutilidad de depender de Putin para frenar a Irán.
ALEXANDRA GUTOWSKI Y CALEB WEISS
Luego de su reunión en Helsinki, Donald Trump aclamó a Vladimir Putin como un socio potencial en Siria, quien puede proporcionar ayuda humanitaria y preservar la seguridad israelí. Pero si Estados Unidos espera negar a Irán “temporada abierta al Mediterráneo,” como dijo previamente el Presidente, Rusia es cualquier cosa menos un aliado. Putin no tiene interés en expulsar a las fuerzas iraníes que defienden al régimen de Assad teniendo fuertes bajas en el terreno mientras Rusia lucha principalmente desde el aire. Más bien, la ofensiva más reciente por parte de las fuerzas pro-régimen—una carrera acelerada hacia las fronteras israelí y jordana —demuestra que Rusia facilita las operaciones iraníes en Siria.
A fines de junio, Rusia comenzó a descargar cientos de ataques aéreos sobre Deraa, una violación flagrante del acuerdo de cese del fuego estadounidense-ruso que Trump y Putin respaldaron personalmente en noviembre pasado. Mientras Rusia atacó desde el aire, fuerzas nominalmente bajo el control de Damasco condujeron una gran ofensiva terrestre.
Examinando más de cerca, se muestra que la línea divisoria entre el ejército de Assad y las fuerzas alineadas con Irán se ha vuelto siempre más borrosa. Antes que comenzara la ofensiva, el Hezbolá libanés y otras milicias respaldadas por Irán llevaron a cabo retiradas aparentes de la región, sólo para regresar después vistiendo uniformes del régimen y ocultando sus banderas e insignias. Teherán está también involucrado en forma directa. El 2 de julio, un alto comandante del elitista Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) de Irán murió en Deir al-Adas, un pueblo en la provincia norteña de Deraa junto a la estratégica autopista M5. Fuentes persas lo describen como el comandante para la provincia Deraa.
Dos grupos militares alineados con Irán formados por chiíes iraquíes, Liwa Abu al Fadl al Abbas (LAFA) y Liwa Zulfiqar, han participado también en la ofensiva. LAFA fue una de las milicias chiíes extranjeras originales en desplegarse en Siria en el año 2012, aparentemente para defender la mezquita Sayyida Zainab en Damasco, un importante sitio religioso chií. Desde entonces, sin embargo, el grupo se ha integrado dentro de la Guardia Republicana Siria, inclusive al punto que se identifica abiertamente como una unidad de la Guardia Republicana. La trayectoria de LAFA ilustra cómo las fuerzas nominalmente bajo el control de Damasco son penetradas con tropas que son al menos tan cercanas a Teherán.
Desde que comenzó la ofensiva actual, LAFA ha subido numerosas fotos y videos a su página de Facebook mostrando a sus hombres junto a tropas del régimen en Deraa. Su líder, Abu Ajeeb, también ha sido fotografiado con oficiales del ejército sirio en muchas de las fotos. Fuentes de la oposición informan que un comandante de LAFA se reunió con oficiales del ejército ruso en Deraa.
Liwa Zulfiqar ha confirmado también su participación en la ofensiva, tanto como su integración dentro del ejército del régimen. La milicia, la cual ha estado luchando junto a tropas del régimen sirio desde el año 2013, subió muchas fotos desde el pueblo de Busra al Harir en las que afirmaba estaba participando en la ofensiva. El líder de la milicia, Haidar al Jabouri, apareció en un video tomado dentro de la sala de mando de operaciones militares de la 4ta. División siria, demostrando la integración de Zulfiqar dentro de la estructura de mando siria.
Informes también han sugerido que otras milicias, incluido el Hezbolá libanés, han estado tomando parte en la ofensiva, a veces disfrazado como tropas sirias. A fines de junio, el Washington Post destacó brevemente la participación de Hezbolá. Citando a un funcionario en Damasco, Reuters informó que “Hezbolá es un participante fundamental en planificar y dirigir esta batalla.” Otra fuente pro-régimen confirmó, según se informa, el uso de uniformes militares sirios por parte de Hezbolá y otras milicias al servicio de cable.
También se está volviendo claro que la aviación rusa está apoyando los esfuerzos de unidades respaldadas por Irán nominalmente bajo el control de Damasco. El 24 de junio, aviones de guerra rusos condujeron al menos veinte ataques sobre Busra al Harir, estimulando una ofensiva estancada del régimen. Al cabo de dos días, Liwa Zulfiqar anunció su participación en operaciones allí. El 4 de julio, Rusia atacó Saida y Tafas, apoyando ofensivas que involucraban a Zulfiqar y LAFA, respectivamente. Rusia ahora también ha desplegado a la policía militar para retener el terreno capturado por fuerzas alineadas con Irán, demostrando un nivel de coordinación tanto como la falta de voluntad de Rusia de usar sus propias fuerzas para operaciones ofensivas más peligrosas. Estas fuerzas reteniendo terreno liberan a los actores alineados con Irán para continuar emprendiendo ofensivas hacia el Golán.
Reuniones entre comandantes de las milicias y oficiales rusos sugieren que estas operaciones son coordinadas. Pero incluso sin coordinación formal, la cobertura aérea rusa y las ofensivas terrestres iraníes son mutuamente dependientes. Irán no puede estar en el cielo, y Rusia se niega a poner fuerzas significativas en el terreno, para que demasiados no regresen a casa en bolsas para cadáveres. De ahí que Putin necesita a las fuerzas de Irán en el terreno para asegurar sus ambiciones en Siria.
Trump debe permanecer escéptico del interés y capacidad de Putin en servir como un socio en Siria. La ayuda humanitaria que propone Putin está diseñada para fortificar al régimen, no para rehabilitar a los niños abusados por Assad. Putin también tiene interés limitado en recortar el despliegue de Irán. Rusia misma admite que la retirada de Irán es “absolutamente irrealista.” Trump no debe conceder las posiciones estadounidenses, notablemente la base estratégica en Tanf que bloquea el camino de Irán al Mediterráneo, a cambio de promesas vacías de Rusia. Putin puede permitirse mentir a Estados Unidos, pero él no puede permitirse controlar Siria sin apoyo iraní.
Alexandra N. Gutowski es analista principal en asuntos militares en la Fundación para la Defensa de las Democracias. Caleb Weiss es un analista de investigación y colaborador en el Long War Journal de la Fundación para la Defensa de las Democracias.
Con información de: ENLACE JUDÍO
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