Internacional - Los líderes árabes están dispuestos a trabajar con Trump para lograr un acuerdo de paz en Oriente Medio

4/01/2017 04:54:00 p. m. luimegar 0 Comments



ENLACE JUDIO - La Liga Árabe reiteró su apoyo a un plan de paz que ofrece a Israel establecer relaciones diplomáticas a cambio de un Estado palestino, indicando al presidente Donald Trump que están dispuestos a comprometerse si intenta negociar una paz más amplia en Oriente Medio.

Jordania dijo que la cumbre árabe celebrada en las costas del Mar Muerto envía un “mensaje de paz”, que de hecho podría ejercer una nueva presión sobre Israel para retirarse de los territorios ocupados en la guerra de 1967.

El encuentro se produce previo a las próximas reuniones de Trump con el rey Abdalá II de Jordania, el presidente egipcio Abdel-Fattah el-Sissi y el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas en la Casa Blanca. Los tres líderes árabes se reunieron al margen de la cumbre para consolidar sus posiciones antes de los encuentros previstos con el presidente estadounidense.

Trump aún no ha formulado una política sobre el conflicto israelí-palestino, pero ha expresado su disposición de negociar un acuerdo. Sus comentarios iniciales, incluyendo una promesa de campaña de trasladar la Embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalem y sugerencias de que hay alternativas a una solución de dos Estados, causaron inquietud entre algunos líderes árabes.

Sin embargo, el traslado de la embajada ya no parece inminente, y algunos funcionarios de la administración de Trump han respaldado desde entonces la solución de dos Estados.

El enviado internacional de Trump, Jason Greenblatt, asistió a la cumbre y mantuvo conversaciones con Abbas y los cancilleres de Jordania, Egipto y Qatar.

Greenblatt afirmó que un acuerdo entre israelíes y palestinos “no sólo es posible, sino que tendría un impacto positivo para la región y el resto del mundo,” indicó la embajada estadounidense en Jordania. El enviado se centró en lograr avances tangibles, agregó.

Al reafirmar la Iniciativa de Paz Árabe de 2002, la cumbre socavó la propuesta de Israel de una paz regional en la que la normalización con algunos países árabes precedería a un acuerdo con los palestinos. Abbas se ha opuesto vehementemente a esta idea, temiendo que ello debilitaría aún más las posturas de negociación palestinas.

Los palestinos quieren establecer un Estado en Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalem Oriental, territorios que Israel capturó en 1967.

El primer ministro Benjamín Netanyahu ha expresado su disposición para negociar los términos de un Estado palestino, pero rechaza la partición de Jerusalem y, al igual que sus predecesores, ha ampliado los asentamientos israelíes en los territorios ocupados o disputados.

Netanyahu no ha abandonado formalmente su apoyo declarado a la solución de dos Estados, pero ha dejado de mencionarlo en sus discursos desde que Trump fue electo. En cambio, ha hecho declaraciones vagas acerca de un posible acuerdo de paz a nivel regional.

El ministro israelí, Yisrael Katz, sugirió tras la cumbre que Israel está dispuesta a cooperar con los Estados árabes con el fin de contrarrestar amenazas comunes de seguridad, mientras se promueven iniciativas para mejorar las condiciones de los palestinos en Cisjordania y Gaza.

Katz dijo que un cambio positivo en el clima regional “podría conducir a la paz en un futuro”.

Katz no hizo ninguna referencia al plan de paz árabe, que fue lanzado por primera vez en 2002. En el pasado, Israel rechazó la propuesta de la Liga Árabe de una retirada israelí de Judea y Samaria y su llamado a una “solución justa” del problema de los refugiados palestinos.

El ministro de Relaciones Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, dijo que la cumbre señala que el mundo árabe está dispuesto a comprometerse con el gobierno de Trump en los esfuerzos para negociar una solución de dos Estados. Dijo que el conflicto israelí-palestino sigue siendo la causa de las tensiones en el Medio Oriente, y que su solución reforzaría la lucha contra el terrorismo.

La declaración final de la cumbre afirma que “la paz es una opción estratégica” para los países árabes, al tiempo que destaca la importancia de Jerusalem para el mundo árabe.

Cerca del 40 por ciento de los residentes de la ciudad son palestinos. Jerusalem es el hogar de un importante sitio dirigido por los musulmanes, el complejo de la mezquita de Al Aqsa, que también es venerado por los judíos como su lugar más sagrado y el hogar de sus templos bíblicos.

La declaración pide a países de todo el mundo no trasladar sus embajadas en Israel a Jerusalem – otro indicio para Trump.

La mayoría de los países, incluyendo Estados Unidos, no han reconocido la anexión israelí de Jerusalem Oriental y mantienen sus embajadas en la metrópoli de Tel Aviv.

La cumbre reafirmó antiguas posturas de Jordania, que tiene una gran población palestina y también actúa como custodio del complejo Al-Aqsa.

El consenso en torno a la cuestión palestina también sirvió de escaparate de la unidad árabe en una región fracturada, donde los líderes se encuentran en lados opuestos de conflictos prolongados y la guerra civil de Siria en particular.

A pesar de las demandas de una reforma política urgente para hacer frente a los retos de la región, incluyendo el alto desempleo y la desigualdad de género, los temas a tratar no fueron modificados. Los 21 líderes alrededor de la mesa eran todos hombres, la mayoría ancianos.

El presidente sirio, Bashar Assad, estuvo ausente, ya que no ha sido invitado desde que Siria fue suspendido de la Liga Árabe tras de su represión contra un levantamiento de 2011 que rápidamente se convirtió en una brutal guerra civil.

Mientras tanto, hubo indicios de que Egipto y Arabia Saudita estaban progresando hacia aliviar las tensiones de meses.

Durante la cumbre, el presidente egipcio y el rey Salmán de Arabia Saudita se retiraron para dialogar cara a cara.

Ahmed Aboul-Gheit, jefe de la Liga Árabe, dijo más tarde que Salman invitó a el-Sissi a visitar Arabia Saudita.

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Arabia Saudita es un importante partidario de la oposición siria, mientras que Egipto, temeroso de los militantes islámicos entre las filas de los rebeldes, ha presionado para lograr una solución política que podría mantener a Assad en el poder.







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