Latinoamerica - Los evangélicos crecen en Cuba
CBN LATINO - Esther Zulueta recuerda los tiempos en los cuales el templo evangélico al que asistió desde niña era un edificio casi desierto, al que no llegaban más que un puñado de creyentes temerosos.
Era la década de 1960 y el pastor que atendía los servicios, Juan Francisco Naranjo, fue enviado dos años a un campo de trabajo por predicar el evangelio en un país donde la religión se consideraba enemiga de una nueva sociedad.
Naranjo no desistió y continúo su labor hasta su muerte en el 2000 al frente de la Iglesia Bautista William Carey, a la que siempre fue Zulueta.
Un domingo reciente, en el templo había unos 500 creyentes que oraban y cantaban; y durante la semana se podía escuchar en el patio la risa de niños discapacitados mientras trabajaban con médicos de una clínica estatal. En un rincón, un grupo estudiaba la Biblia y en otro, una orquesta ensayaba a todo volumen a pocos metros de donde por la noche habría una reunión de Alcohólicos Anónimos.
"En los años 60 los pocos hermanos que veníamos teníamos que traer la Biblia escondida en un cartucho (un sobre de madera). Había miedo", recordó Zulueta, una médica de 57 años. "El cambio fue de la noche al día", dijo a The Associated Press.
El gobierno del presidente Donald Trump puso a la libertad religiosa como un pilar para desarrollar una nueva política hacia Cuba. Su administración no fue más específica, pero grupos internacionales acusaron a Cuba de reprimir sistemáticamente a los creyentes, especialmente a los evangélicos, y destruir sus instalaciones.
Un análisis de la AP encontró un escenario mucho más rico y complejo.
Pastores y fieles aseguraron que la nación caribeña está en medio de un auge sin precedentes de adoración evangélica, con decenas de miles de cubanos asistiendo a los cultos sin problemas, desde metodistas, bautistas, presbiterianos y pentecostales, hasta nuevos grupos apostólicos. Al mismo tiempo, las iglesias --incluida la Católica-- desarrollan una acción social cada vez mayor, que va de la capacitación a campesinos, al apoyo a la ciudadanía en caso de desastres naturales y la protección a enfermos.
Y aunque en los últimos años el gobierno sí demolió un puñado de templos de grupos evangélicos, alegando no tener autorización para construirlos, también les permitió a sus feligreses continuar reuniéndose para sus cultos en patios de hogares y en las antiguas instalaciones de las denominaciones.
"Hay un avivamiento en estas iglesias, de las más diversas denominaciones en el país y todas están creciendo, no sólo en el número de miembros, sino en la capacidad de su liderazgo y en la acción social", dijo a la AP el reverendo presbiteriano Joel Ortega Dopico, presidente del Consejo Iglesias de Cuba (CIC), una asociación que agrupa a 32 de ellas.
Aunque no hay cifras oficiales, observadores y expertos estiman que un 60% de los 11 millones de habitantes está bautizada por la Iglesia Católica, aunque apenas un 10% practica esa fe y muchos otros se dedican a la Santería (que les requiere el bautismo).
Expertos religiosos consultados por la AP calcularon que en la isla también hay unos 40.000 metodistas, unos 100.000 bautistas, y unos 120.000 miembros de la Asamblea de Dios, un grupo pentecostal que a comienzos de la década de 1990 sólo tenía unos 10.000 fieles.
Justo en los 90 se dio una apertura religiosa en Cuba que se tradujo tanto en la visita de tres Papas como la apertura de templos ortodoxos y el surgimiento de espacios evangélicos. En la actualidad hay unas 25.000 casas de culto evangélicas y en 2016 el CIC dijo que entregó 300.000 biblias. Además, el gobierno comenzó a devolver instalaciones a la Iglesia católica.
Naranjo fue uno de los que promovió la apertura. Se reunió con el entonces presidente Fidel Castro para pedir más espacios para las denominaciones religiosas y fomentó con otras iglesias evangélicas acercamientos entre jóvenes marxistas y feligreses para tener una mejor compresión unos de otros.
Pese a ese panorama de diversidad, un informe del Departamento de Estado estadounidense sobre la libertad de culto acusó al gobierno cubano de acosar a pastores, confiscarles materiales para el culto y expropiarles propiedades.
Y la organización Solidaridad Cristiana Mundial (CSW, por sus siglas en inglés), con sede en Londres, señaló en un informe que registró 2.380 violaciones a la libertad religiosa en Cuba en 2016, entre ellas declarar ilegales a 2.000 iglesias de la Asamblea de Dios con 1.400 procesos de confiscación de propiedades. También denunció la persecución y encarcelamiento a feligreses, al igual que la destrucción de iglesias.
Juan Whitaker, un directivo de la Asamblea de Dios en Cuba, rechazó que se les confiscaran templos, pero declinó ser entrevistado; otros miembros dijeron que se habían producido fricciones con el gobierno, pero que había un diálogo en desarrollo. David Ellis, director regional del Consejo General de esa misma denominación, con sede en Missouri, también negó la supuesta ilegalización.
No obstante, Kiri Kankhwende, un portavoz de CSW, reiteró su denuncia y acusó a las iglesias de no querer pronunciarse por presión del gobierno.
En sus informes, CSW mencionó el caso del reverendo Juan Carlos Núñez, cuyo templo en la provincia oriental de Las Tunas fue derribado. Además, algunas notas periodísticas reportaron otra acción similar con la iglesia de su colega Bernardo de Quesada en Camagüey, al centro del país. Ambos son del Movimiento Apostólico.
Sin embargo, tanto De Quesada como Núñez dijeron a la AP que los salones construidos por ellos en los patios de sus casas fueron derribados en enero de 2016 por no tener autorización para edificar templos y reconocieron que pudieron seguir con sus liturgias sin problemas.
"Ni me callo, ni me voy", indicó De Quesada. "Ellos (las autoridades) me toleran, pero no me tragan".
Desde las Tunas, Núñez comentó que además del derribarle su templo, enfrentó en 2016 un proceso judicial por quejas de los vecinos por los ruidos y por el que purga un año de prisión domiciliaria.
"Nuestra tarea es predicar. No nos mezclamos en política", dijo Núñez. "Si hubiera una ley de culto nada de esto pasaría y todo estaría claro".
Atrás quedaron los tiempos de represión y la Constitución reconoce el derecho a la libertad religiosa, aunque la ausencia de una ley de culto parece generar fricciones en un panorama de crecimiento de las iglesias en la isla.
Líderes religiosos dijeron que una ley de culto se ha estudiado por décadas, sin avanzar en su aprobación.
"En Cuba sí hay libertad religiosa", dijo Ortega Dopico, el presidente del CIC. "Lo que no quiere decir que no haya casos muy particulares", agregó el pastor para quien señalamientos como el de Christian Solidarity Worlwide --bien o mal intencionados-- se parecen más a "fantasmas" del pasado que a la realidad.
En la actualidad los evangélicos, católicos, judíos, musulmanes o creyentes afrodescendientes, entre otros, interactúan con la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista y reciben su estatus legal del Ministerio de Justicia. Ortega Dopico estimó que existen unas 70 denominaciones registradas por el ministerio, 10 de las cuales fueron autorizadas en los últimos cuatro años.
Además de la tolerancia al ejercicio de los cultos, las iglesias cristianas también pueden desde hace tiempo participar en terrenos que desde 1959 y por años eran exclusivos del Estado.
Protección a personas con VIH-Sida, agricultura sostenible, canalización de la ayuda de iglesias europeas para la producción y distribución de medicamentos, gestión de asilos para ancianos y la producción de materiales audiovisuales sobre temas evangélicos, son algunas de las iniciativas en las que participan.
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"Las autoridades cubanas entendieron la necesidad de nuestra presencia y el diálogo, aunque no estemos de acuerdo en todo", dijo la pastora Dorilín Tito, de 38 años y al frente de la Iglesia Bautista William Carey, la misma en la que sirvió el pastor Naranjo.
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