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Patrick Paumen no tiene que preocuparse por olvidar sus llaves y quedar fuera de su apartamento. Esto se debe a que ya no necesita una llave, simplemente destraba la puerta con solo pasar la mano por un lector.
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El experto en IT de 32 años de edad, oriundo de la ciudad Holandesa de Heerlen, es uno más del vasto numero de personas que se estan realizando implantes electrónicos debajo de su piel. La mayoría de ellos los usan en lugar de llaves o identificación.
Paumen tiene varios implantes, o tags, implantado bajo el tejido fraso de su mano y antebrazo. Utiliza diferentes tags para desbloquear no solo la puerta de su departamente, sino también la de su oficina y la de su estacionamiento en el trabajo. Otros recolectan información que de otra forma el pondría en una tarjeta de negocios (nombre y detalles de contacto) y otra similar guarda información para encuentros informales.
Los implantes pueden ser activados y escaneados por lectores que usan tecnología de identificación por radio frecuencia, o RFID. Estos incluyen smartphones y lectores instalados en los edificios para permitir el ingreso con una tarjeta de identificación.
Paumen dice que estos pequeños dispositivos le han simplificado la vida. Cuando se aproxima al estacionamiento de su oficina, dica “Solo bajo la ventanilla, saco mi brazo y dejo que el lector en la entrada escanee el implante, el cual esta debajo de mi dedo meñique. Ya no tengo que preocuparme por perder mi tarjeta de acceso.”
La utilizada por Paumen, no es una iniciativa nueva, ya que este tipo de implantes se remonta a 2004, cuando la firma VeriChip logró la autorización de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) para comercializar este sistema para usos médicos. Mediante este sistema la compañía planeaba confirmar la identidad de una persona, el tipo de sangre y hasta el historial médico de un paciente inconciente.
Sin embargo, su uso práctico se extendió a otros segmentos, tanto para el seguimiento de personas por cuestiones de seguridad e incluso para registrar e identificar a clientes de un club nocturno en Barcelona.
De forma previa, el uso de chips RFID estaba limitado a la identificación de ganado y de mascotas. Cuando se intentó extender su aplicación a los humanos, por lo general se encontró con el rechazo y las críticas por ser un sistema invasivo a la privacidad de las personas. En 2006 una empresa de seguridad y videovigilancia Citywatcher.com implementó este sistema en un grupo de empleados voluntarios para facilitar el acceso a determinadas áreas de la compañía. Ante las críticas recibidas por organizaciones defensoras de los derechos digitales, la firma dijo que el programa era voluntario, y nadie estaba obligado a registrarse.
VeriChip terminó por transformarse en una compañía nueva, llamada PositiveID, y tuvo algunos intentos por reconvertir esta tecnología al sector financiero.
Sí tuvo una gran adopción dentro de la comunidad de entusiastas del biohacking, que buscan promover este tipo de tecnología para automatizar tareas cotidianas, tales como desbloquear un teléfono móvil, ingresar a una computadora, una casa o a un auto. Desde 2005 Amal Graafstra es una de las personas que, de forma voluntaria, decidió implantarse varios chips RFID en sus manos para mostrar las bondades de este sistema.
Fuente: The Wall Street Journal
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