Internacional - Felipe VI, nuevo rey de España
El nuevo rey de España, Felipe VI, trató de levantar los ánimos de sus compatriotas, asediados por penurias económicas a las que se sumó la humillante eliminación del equipo nacional del Mundial de fútbol.
"Somos una gran Nación, creamos y confiemos en ella", dijo Felipe en su discurso de juramentación.
Felipe, de 46 años, sucede a su padre Juan Carlos, quien abdicó sorpresivamente luego de cuatro décadas de reinado para permitir, dijo, que la sangre joven dé nuevas energías al país.
El nuevo rey y su país enfrentan una multitud de problemas. España está apenas saliendo de una doble recesión, con una tasa de desempleo del 26%. Los escándalos han manchado a la familia real y alentado las campañas para abolir la monarquía, mientras poderosos grupos de las regiones abogan por una mayor autonomía, cuando no directamente la secesión.
De uniforme de gala oscuro y aire confiado, Felipe buscó trazar una demarcatoria con el pasado reciente al prometer "una monarquía renovada para un tiempo nuevo".
Dejó bien en claro que su intención es restaurar la confianza pública en la monarquía.
"Hoy, más que nunca, los ciudadanos demandan con toda razón que los principios morales y éticos inspiren -y la ejemplaridad presida- nuestra vida pública", dijo a los legisladores, quienes corearon "¡Viva el Rey!"
Expresó su "cercanía y solidaridad" con los que han sufrido los embates de la crisis económica y exhortó a los españoles a evitar la resignación y dar rienda suelta a sus ambiciones. Dijo que la creación de empleos era "una prioridad para la sociedad y para el Estado".
En una alusión indirecta a los grupos separatistas, Felipe subrayó que en la "España, unida y diversa (...) cabemos todos". Finalizó su discurso con un "muchas gracias" en catalán, vasco y gallego, las regiones donde los movimientos independentistas son más fuertes.
Evangélicos esperanzados con nuevo monarca
La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede), publicó un comunicado cuando se dio la abdicación de Juan Carlos y expresó la necesidad de un cambio en la monarquía, que la lleve a despojarse del sesgo católico que ha impedido a los evangélicos poder identificarse con los monarcas.
"Como protestantes anhelamos que Felipe VI pueda encarnar también la realidad de una España del siglo XXI, moderna y plural en 'lo religioso', despojándose del marcado sesgo de confesionalidad religiosa que aún pervive en la monarquía española y, de diferentes maneras, en el conjunto de las instituciones del Estado".
Ese sesgo católico, recuerda la Federación Evangélica, ha supuesto una barrera para la identificación de los protestantes con el monarca.
"El título de 'Rey Católico' que, por citar un ejemplo, ha sido el impedimento invocado por la Casa Real para que Juan Carlos no asistiera nunca en cuatro décadas a un acto, ni visitara jamás una iglesia protestante en España, ha sido una rémora para ese deseo confeso de Juan Carlos, de ser 'rey de todos los españoles'. Pensamos que ese “impulso renovador” por parte de Felipe VI también es necesario en este sentido, para avanzar en la consolidación de una España más igualitaria, más plural y más neutral en materia religiosa".
Este ente evangélico quiso transmitir un reconocimiento hacia Juan Carlos, expresando el "compromiso derogar ante Dios, siguiendo el consejo bíblico, por él, por su esposa, y por los futuros Reyes, así como por todas las autoridades que tienen el deber y la responsabilidad, ante Dios y ante los ciudadanos, de gobernar los destinos de España".
Opiniones de líderes evangélicos sobre monarquía
El medio Protestante Digital, entrevistaron a algunas figuras representativas del protestantismo en España, sobre la labor que desempeñó Juan Carlos en relación a la Iglesia Evangélica.
El Secretario general de la Alianza Evangélica Española (AEE), Jaume Llenas, dijo que los evangélicos han sido ignorados por la monarquía.
"Como evangélicos, podemos tener una perspectiva que otros españoles no tendrán. Juan Carlos no fue el rey de todos los españoles. Cuando a alguien le cabe la responsabilidad de reinar por casi 40 años en un estado democrático y toma la decisión un año tras otro de que ningún miembro de la casa real acuda a un acto oficial evangélico, la segunda confesión religiosa del país, está tomando una muy seria decisión de ser el rey de una parte, de los unos sí, pero no de los otros".
El presidente de la Alianza Evangélica Española, Amable Morales, dijo que el deber de los cristianos es orar por los monarcas.
"Nuestro deber -por mandato de Dios- de orar por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad (1 Timoteo 2). Por encima de todo Juan Carlos y Felipe VI, junto a sus familias, son personas que necesitan conocer al Rey de reyes y Señor de señores, la única solución al pecado que marca nuestra condición humana, dañando nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestra eternidad".
Aclamaciones por doquier
Miles de personas salieron a las calles para ver el paso de Felipe y la reina Letizia en un Rolls Royce descapotado del parlamento al palacio real. Las hijas de la pareja, las infantas Leonor, de ocho años, y Sofía, de siete, los acompañaron durante casi toda la jornada.
Las autoridades prohibieron una manifestación de grupos partidarios de abolir la monarquía.
Las aclamaciones de la multitud y el boato sirvieron de distracción tras la eliminación de la selección española del Mundial de fútbol de Brasil al ser derrotada por Chile, lo que echó por tierra sus esperanzas de ganar el título por segunda vez consecutiva.
A la juramentación en el parlamento, donde se exhibió una corona del siglo XVIII y un cetro del siglo XVII, siguió una recepción en el palacio real para 2.000 invitados. Se sirvieron bocadillos en lugar de un banquete formal, un detalle de modestia en reconocimiento de las penurias económicas que padecen muchos españoles.
Juan Carlos, quien durante la mayor parte de su reinado gozó de alta estima por su papel en la transición de la dictadura fascista a la democracia, fue objeto de duras críticas por ir de cacería de elefantes a Botsuana hace dos años, cuando en España crecía el desempleo.
En otro escándalo, su hija menor, la infanta Cristina, tuvo que declarar en el juicio por fraude y lavado de dinero en el que está involucrado su esposo Iñaki Urdangarín, un medallista olímpico de balonmano convertido en empresario.
Fuente: CBN Latino
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